Versión 2. Curso Interpretación de textos 2
Hay que saber hablar mierda
Por María Fernanda Gamboa Madrid.
"Un buen orador siempre será un simple
hablador y estará perdido si no sabe captar
a la audiencia con su corazón y su mente."
(Wilson Mizner).
Los seres humanos constantemente estamos dejando entrever qué pensamos y qué deseamos que conozcan los demás. Desde siempre han existido muchos modos de dar a conocer lo que pensamos y uno de estos modos es el discurso. Según el diccionario de la lengua española, un discurso es “un razonamiento o exposición sobre algún tema que se lee o pronuncia en público”. Con esto claro, podemos decir que todo aquello que es pasado de la forma escrita (el papel) a la forma oral o de la forma oral a la escrita es un discurso, en la medida que dice algo con el propósito de informar, formar o persuadir a un público.
Entendido lo anterior, es pertinente establecer el habla popular como un discurso. Aunque dicho discurso ha sido marcado de modo negativo como “hablar mierda”, al suponer que solo lo académico goza del respeto. Por tanto, la definición enunciada le devuelve su importancia a aquel y obliga a comprender que, antes de juzgarlo, debemos aprender lo que significa saber “hablar mierda”.
“Hablar mierda” es una frase que suena sencilla y simple, pero en realidad no lo es, pues para saber hablar mierda tenemos que comprender el proceso de elaboración de un discurso popular significativo y con sentido, si lo que se quiere es que dicho discurso ponga en contacto lo que somos con el interlocutor al que nos dirigimos y nos deje, por tanto, ser nosotros mismos sin imposiciones ideológicas de cualquier tipo. Lo contrario sucede con el discurso oficial, el cual se ha caracterizado siempre por ser un discurso técnico, que tiene en su código diferentes formalismos y palabras de difícil comprensión, siendo así un discurso frio que pasa por las manos de muchos, antes de ser expuesto en público, en pocas palabras es un “discurso prestado”.
Con base en lo caracterizado, Hablar mierda es todo un arte que muy pocos dominan, pues es aquí donde realmente se pone en evidencia el conocimiento que nosotros tenemos de nuestra cultura, de nuestra comunidad y las habilidades que poseemos para relacionarnos con otros de nuestro mismo entorno y lograr tener así una “conversa” divertida, entretenida y que al mismo tiempo informe y eduque a los demás.
Buscando ejemplos de discursos famosos y que al mismo tiempo fueran discursos populares, encontré este de Nelson Mandela, el cual me parece reúne todas las condiciones de una auténtica conversa, al modo como le expresa el pedagogo Nicolás Buenaventura.
Nuestro miedo más profundo
"Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos más allá de las medidas.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que más nos asusta.
Nos preguntamos a nosotros mismos ¿quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso y fabuloso? Francamente, ¿quiénes somos para no serlo?
Tú eres un hijo de Dios. El jugar a ser pequeño no le sirve al mundo. No hay nada de iluminación en el encogerse para que otras personas no se sientan inseguras a tu alrededor.
Nacimos para manifestar la gloria de Dios que está dentro de nosotros. No está sólo en algunos de nosotros, está en todos. Y mientras le permitimos a nuestra luz brillar, nosotros inconscientemente damos permiso a otros a hacer lo mismo.
Mientras nos liberemos de nuestros miedos, nuestra presencia automáticamente liberará a otros".
En este discurso Nelson Mandela se dirige a un público popular y quiere que las personas seamos seres especiales, fuertes, que nos “liberemos de nuestros miedos para así liberar a otros”. Así, Mandela toca los corazones, expresa un modo particular de pensar y envía un mensaje de forma clara y concisa con palabras de nuestro diario vivir, formando e informando a todos aquellos que lo escuchan. Además expresa en su discurso el dominio de las competencias del saber, saber hacer y del saber ser que apuntan a las dimensiones del ser humano.
Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, se puede evidenciar que el discurso popular es el que nos une con las demás personas, a la par que nos identifica culturalmente y nos posibilita ayudar a los demás. En mi caso concreto de estudiante de Comunicación Social-Periodismo de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, es el discurso popular el que le da color no solo a mi comunicación cotidiana sino a mi perfil profesional, a la vez, que me permite construir una comunicación significativa y hermenéutica con aquellas comunidades que en verdad lo necesitan.
En resumen, cualquiera sea la forma en la que se desarrolle el discurso, siempre habrá de procurarse que esté ligado a los elementos de una cultura dada y que la intencionalidad perseguida con el mismo, logre conectarse con el corazón y la mente del público que nos escucha.
Referencia:
BUENAVENTURA, Nicolás. La importancia de hablar mierda. Editorial Magisterio. Bogotá.
1 comentario:
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