| Victor León Zuluaga Salazar Defensor del Lector de El Colombiano |
Un porcentaje significativo de los comentarios de los lectores se refiere a la calidad del contenido y la corrección idiomática. Son frecuentes los que señalan errores de ortografía, puntuación, concordancia, sintaxis, imprecisiones geográficas, datos equivocados, etc.
Una lectora y un estudiante de la Facultad de Comunicación Social de la Fundación Universitaria Luis Amigó, de Medellín, alientan, de nuevo, la reflexión sobre el asunto.
Esta semana la lectora María Victoria Saldarriaga Henao me envió un mensaje directo y contundente: "... quisiera saber si la Real Academia Española abolió el punto y coma de toda redacción". Y tiene toda la razón porque el punto y coma es poco usado.
El profesor e investigador Héctor Manuel Gómez conceptúa que "el punto y coma está reservado para quienes dominan el tema porque su uso es demasiado sutil. Tiene dos usos: el primero es de carácter gramatical, cuando dentro del texto hay demasiadas comas internas o cuando la relación no es tan cercana como la coma ni tan lejana como el punto. En las enumeraciones complejas, por ejemplo".
"El uso número dos es de carácter psicológico, cuando el autor escribe con estilo un tanto atropellado dando la impresión de estar detrás del lector empujándolo para que no participe del texto. Un autor español dice que este signo de puntuación nunca desaparecerá y que, por el contrario, quien tiende a desaparecer es el que no lo sabe emplear", agrega el lingüista.
En un foro sobre la misión educativa de los medios de comunicación, al que fuimos invitados varios periodistas de la ciudad, se planteó la necesidad de que el periodista se exprese bien. En primer lugar porque claridad, propiedad, precisión y rigor son atributos del lenguaje que también son requisitos de la información. Y en segundo, porque el periodismo, además de informar, educa.
De una manera muy gráfica he dicho en otras oportunidades que el periodista debe saber usar el lenguaje como el cirujano el bisturí.
El periodismo se enfrenta hoy a fenómenos complejos. Hay quienes creen que no es necesario escribir bien sino que se entienda. Las deficiencias de la formación en expresión oral y escrita se cuelgan en las redacciones de los medios de comunicación. El lenguaje reducido que usamos en las redes sociales y en otras formas de comunicación influye, y de qué manera, en la escritura del periódico.
El escritor e investigador mexicano Carlos Monsiváis concluyó que "informar ahora es usar a fondo la tecnología, no el idioma, y las ventajas de la inmediatez extrema ocupan con todo el espacio. Si pierde, si lo hubo, el interés específico por la escritura. Se debilita la ambición de poseer un lenguaje variado y con matices".
No obstante este panorama, considero que el periodista debe dominar el lenguaje porque es su principal instrumento de comunicación. Escribir bien es un requisito, pero también es un acto de responsabilidad social.
Los lectores de hoy son más instruidos y exigentes y la participación activa de las audiencias contribuye al mejoramiento de la calidad de la escritura.
Un ejemplo reciente de esta urgencia de escribir bien lo acaba de dar The Washington Post al abrir un nuevo canal, exclusivo y accesible, para que los lectores hagan las correcciones a los textos, mediante un formulario que envían fácilmente y que los editores revisan con frecuencia para hacer las enmiendas con diligencia. Este nuevo canal se suma a los tradicionales del teléfono, el correo electrónico y los comentarios de los contenidos. |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario