domingo, 13 de febrero de 2011

¿Cómo mis palabras pueden acariciar los dintornos y contornos de lo que escapa al decir?

LA INTERPRETACIÓN PSICOANALÍTICA:
DE PASIÓN SIGNIFICANTE A INSPIRACIÓN POÉTICA

Por Osvaldo M. Couso

... el analista debería, en mi opinión,

apartarse un poquito del plano del sueño.
Jacques Lacan

Con su invento del inconsciente, Freud despierta al mundo entero del sueño de transparencia de la Razón. Confronta definitivamente al hombre con su desgarro inaugural, con su carne viva de dolor y desamparo.

Pero si es cierto que despertamos sólo para seguir soñando (1), una promesa de restitución negará aquella herida originaria: voy a proponerles la idea que la interpretación de los sueños - y con ella el juego significante – fue idealizada hasta constituirse en "modelo", a partir del cual se definiría la interpretación psicoanalítica.

A pesar tanto del valor poiético como del ombligo de los sueños, después de Freud se acentuó la interpretación como la que explicita y hace accesible el contenido latente que existe en las manifestaciones verbales y de comportamiento de los sujetos. Lacan dice que esa interpretación es el contenido latente, lo que a lo dicho " se añade para darle un sentido." (2). Con ello sintetiza una definición de interpretación "clásica": aquello que "se agrega" al sin-sentido proveniente de lo inconsciente, para "esclarecer" un contenido oscuro, "oculto" pero que "ya está ahí", y hacerlo inteligible.

Así concebida, la interpretación reduce otra vez el revolucionario invento freudiano a lo no-consciente. Porque olvida que el inconsciente implica un sujeto retenido en un goce. Olvida que el hombre, herido de palabra hasta la médula, cicatriza un ser de ausencias, de nostalgias y búsquedas desesperadas, por las que se niega a desprenderse de los (supuestos) paraísos que perdiera: así, Freud descubrió muy pronto que la "comunicación" de los "complejos inconscientes" no era suficiente para "librar" de ellos al sujeto.

El inconsciente freudiano está estructurado como un lenguaje y, como tal, incluye un vacío. El sujeto se incluirá en un sistema que genera una realidad extra-linguística que no captura. Cada dicho implica algo in-decible, que queda por fuera de las posibilidades del sistema mismo: "si... (...)... decimos algo de una forma determinada, quedará una parte que, por este mismo decir, se tornará absolutamente irreductible, completamente oscura." (3).

Aunque por estructura el lenguaje "dice" pero a la vez "no puede decir", se puede pensar en un metalenguaje, es decir: un "segundo" lenguaje que tome como objeto al primero, recubriéndolo en aquello de lo que no puede dar cuenta. Propongo concebir la interpretación "clásica" (aquello que se agrega para dar sentido al sin-sentido del inconsciente), como la pretensión de un metalenguaje.

La crítica a tal idea no puede hacernos olvidar el problema: la interpretación psicoanalítica está hecha de palabra, ¿cómo puede ejercer su acción en lo que está por fuera de la maquinaria significante? ¿Cómo un decir puede tocar (y modificar) lo que escapa al decir?.

LA PASIÓN DEL SIGNIFICANTE

A partir de lo in-comprensible del discurso y el comportamiento del analizante, el analista puede estar tentado de pensar que el saber que detenta va a hacerlo comprensible. Ello no sólo es "olvidar" que el saber es "medio de goce" (4), sino creer que el saber puede lograr un dominio sobre el goce. Olvidar que "la experiencia psicoanalítica pone en el centro, en el banquillo, al saber." (5). Que el inconsciente no es la llave que permite alcanzar el sentido, sino la razón misma del sin-sentido.

La realidad del inconsciente es sexual, incluye la falta a cuyo alrededor la significación fálica teje su maraña, intentando rellenar la carencia: dar sentido es enriquecer esa significación, cuya tendencia es a obturar.

Esa misma falta, además, origina el fantasma de un Otro consistente que pueda aportar un sentido pleno, decir "lo verdadero de lo verdadero" (6). Al dar sentido se sostiene la ilusión de la existencia de ese Otro.

El malentendido, el síntoma y el equívoco son nombres de esa falla en el sentido que re-establece la falta de relación sexual, el fracaso del significante para que quien habla pueda significar por entero el sexo y el goce. La interpretación de sentido pretende dominar al síntoma y eliminar el malentendido y el equívoco. La empresa es imposible porque contradice la estructura, pero el intento de dominio de la falta lleva a evitar ser interrogado por ella: una vez que el analista se compromete en la interpretación del sentido, cada vez más, casi sin darse cuenta, no se interroga... cada vez más "se va creyendo" que su saber es sin fallas.

El dominio es la "cara más profunda del falo" (7), recubre con sexo lo que del sexo fracasa (y por hacerlo interroga). Pretensión de dominio que se revela como perversa: "el hombre no sabe nada de la mujer; ni la mujer del hombre. En el falo se resume el punto de mito donde lo sexual se hace pasión del significante." (8).

LA REPRESENTACIÓN

El sujeto acude al análisis aquejado de su división: "Está representado, sin duda, pero también no está representado. En este nivel hay algo que permanece oculto en relación con este mismo significante." (9).

Por la estructura misma de la representación, el significante no puede capturar lo real del sujeto. Nombra, contornea, pero no apresa. Cava un abismo insalvable que lo separa (aunque también lo relacione) de la cosa: "La existencia de una cosa no se inscribe más que por otra cosa.. (..).. es otra cosa la que es dada..(..).. la alguna cosa cuya existencia se inscribe cesa de existir por el hecho de esta inscripción."(10).

Toda inscripción es presencia herida de ausencia. Su inadecuación hace que la cadena deslice incesantemente, en la búsqueda (siempre fracasada) del significante que complete la representación. Lejos de ser ese representante final y definitivo, que representa "por completo" al sujeto, el significante escribe la diferencia, el hiato insalvable que de él lo separa; encarna la imposibilidad misma de la representación. Y el sujeto tanto es representado como irrepresentable, en su constitución se amalgaman los significantes que lo dicen, con el vacío que se abre más allá de ellos.

El eclipse del sujeto (su desaparición bajo el sentido) y el síntoma (aparición de algo ajeno al dominio del sujeto) son nombres de la división del sujeto. Implican un quiebre y una interpelación a lo que éste cree ser y cree desear. Interrogación que lo hace dirigirse a quien supone puede aportar el significante que falta, para estar representado "por entero", para que su ser quede todo-significado y sentirse dueño de su deseo. Es decir, para seguir "no-sabiendo" lo que de algún modo sabe: su división.

LA DEMANDA DE SABER

El analista tendrá que vérselas con esa demanda.. Aceptarse como garantía de alcanzar un sentido unívoco, es responder a esa demanda inicial. Posición de impostura (11) que no es "inocente": implica el goce de dominar e imponer un saber, el predominio del discurso del Amo y el imperativo superyoico, el endiosamiento que ubica como "un ser único que sólo tiene una cosa que decir: soy lo que soy." (12).

Por eso el analista deberá ubicarse como no-detentando un saber que "aclare" el malentendido estructural, para no aplastar aquello que, por introducir una falla en su pretensión totalizadora, interroga al sujeto. Sólo así la palabra podrá desplegarse y alcanzar fragmentos de una verdad que se escurre. Posición especialmente difícil, porque la asociación libre y la regla fundamental en parte promueven esa ubicación del analista. Equívoco estructural del análisis, el analista no rechaza el lugar adjudicado (porque sin él el análisis no comienza), pero trabaja en su contra. La interpretación es uno de los medios esenciales para no colmar la demanda de un saber que sólo así, podrá ser ubicado como no-todo, y para hacer in-consistir a ese Otro que goza.
Es en ese sentido que el silencio del analista puede ser un "modo de interpretar", porque está "diciendo" que no a dicha demanda: "a menudo es mejor callarse.. (..).. pero hay que saber elegir esto último." (13). El "pero" destaca que no se puede "hacer método" del silencio.

También el decir a medias, el equívoco, el enigma, impugnan el saber en su pretensión de dominio, interrogan, obligan a producir significantes nuevos, inesperados, donde el sujeto no "se" reconoce (a la inversa, producen sorpresa o asombro, cuando no extrañeza). El sujeto "los" reconoce como los que lo determinan. Se obtiene entonces no un significante que completa la batería, sino el que porta y trae la inconsistencia de esa batería, posibilitando la producción de algo nuevo, un enunciado hasta entonces impensable.

La interpretación no liga sujeto y saber. Los des-liga, los separa radicalmente. Sólo así despojado de certezas, el sujeto puede ser artífice de un acto que ningún significante puede garantizar. Cuando el sujeto ha recorrido toda una vuelta en relación a su demanda dirigida al analista, se abren dos posibilidades: o bien vuelve a intentar obtener respuesta, o bien se desentiende del Otro y arriesga su acto. (14).

En definitiva, se espera de la interpretación que impugne y descomplete ese saber supuesto totalizante y divida al sujeto, despojándolo de la ilusión de ser UNO, único para el Otro.

El analista no es un significante que se agrega para completar el sentido, sino presencia real que porta la falla del sentido. Es desde el deseo del analista (no desde su saber) que el analista interpreta. No busca revelar un sentido oculto, sino los significantes que determinan un sujeto sujetado a un goce. No articula un saber sobre la verdad, actualiza la verdad de todo saber (que no hay saber completo).

ENIGMA Y CITA

Una operación esencial de Lacan en relación a la interpretación, es definir que "La interpretación no es interpretación por el sentido." (15). Pero no se detendrá allí: además, va a decir que ella está entre el enigma y la cita.(16).
El enigma es de difícil comprensión, y deja al sujeto en la necesidad de descifrar por él mismo lo que se ha dicho. Tejido con los elementos del discurso del analizante y apoyado en su enunciación, retorna sobre él como mensaje perturbador, que rompe la univocidad de la significación, poniendo en acto que se dice más de lo que parece decirse. Ello desconcierta, produce efectos de división subjetiva donde parecía haber una significación coagulada, abre a lo incalculable de efectos por-venir.

La cita o el enigma no se dirigen a un sujeto que "no sabe", al que se trata de enseñar lo que no sabe, sino a un sujeto determinado por el significante: "una intervención psicoanalítica no debe ser en ningún caso teórica, sugestiva – es decir imperativa -; debe ser equívoca. La interpretación analítica no está hecha para ser entendida, está hecha para producir olas." (17).

Se agrega aquí otra idea esencial: "Es únicamente por el equívoco que la interpretación opera."(18).

CONTRADICCIONES Y NUEVAS IDEAS

Es de estructura el hecho que en tanto hablantes acentuamos en un primer tiempo la dimensión simbólica por sobre la real. Así le sucedió a Freud y también a Lacan, en el que pueden encontrarse momentos de idealización de lo simbólico, que implican la interpretación dentro de ese registro.

En un primer tiempo de su enseñanza, por ejemplo, cuando concibe al síntoma como palabra amordazada, la interpretación es liberación del mensaje bloqueado.(19). Hasta que no acentuara en la estructura del síntoma, además del mensaje cifrado, su carozo real de goce, se difunde la idea de una escucha psicoanalítica que atiende predominantemente a las conexiones significantes que, como es sabido, se abren al infinito, alejándose cada vez más de tocar lo real.

Sin embargo, al mismo tiempo ya Lacan planteaba la escansión y las sesiones breves. (20) Asumía así decisivamente el análisis como hecho de discurso. Ubicaba la suspensión de la sesión como decisión no librada al reloj, sino ejercida por el analista para precipitar los momentos concluyentes. Acentuaba el corte, conveniente para que el analizante quede confrontado con la sorpresa o la incertidumbre que sus propios dichos le generan. Se promueve que el sujeto se someta al significante, favoreciendo el surgimiento de nuevos significantes. Se introduce la prisa, que destaca la vertiente de la palabra que lleva al encuentro con lo real, liberándola de su otra vertiente (la que remite más a la infinitización del sentido).

Luego de esta primera (y contradictoria) etapa, Lacan dará un paso importante cuando, en 1964, introduce la idea de un significante "especial". Subraya otra cara del significante, no la que se abre infinitamente al sentido, sino la que lo cancela, por ser sede del sin-sentido. Se abrirá así, la chance de un desasimiento de aquello que coagula al sujeto, para que éste se advierta "a qué significante – sin sentido, irreductible, traumático – está él, como sujeto, sujetado." (21). La búsqueda se define como la de este significante hecho de sin-sentido, relacionado con lo real de un sujeto, al que retiene en el goce de su relación (neurótica) con el Otro, de la que se resiste a desprenderse.

Esta idea, que redefine la interpretación psicoanalítica, será profundizada en relación al objeto: "entre psicoanalista y analizante hay siempre alguien más. Hay aquello que yo enunciaría no como representación sino como presentación del objeto. Esta presentación es lo que yo llamo, en su momento, el objeto a." (22).

La introducción del objeto a abre nuevas perspectivas para la interpretación, que "recae sobre la causa del deseo."(23). La articulación del objeto con la interpretación, inclina a ésta por el sesgo ya no de lo simbólico, sino de lo real.

Así puede leerse cuando Lacan formula que el síntoma es, para el sujeto, el modo del que goza de su inconsciente.(24). La maquinaria simbólica trabaja, elabora, y en el curso de esa elaboración produce saber y goce. Al prometer eternamente nuevos sentidos a alcanzar, tapona, en el curso mismo de su trabajo, el vacío que - en su centro mismo - lo constituye. Por entonces Lacan definirá la interpretación como la que extingue un síntoma, es decir aquella que logra un cambio en el cuerpo y en la economía del goce.

El corte y la interpretación intentan confrontar al sujeto, a través del significante, con lo que está más allá de las palabras, con lo imposible de decir. Sólo así se posibilitan cambios en la posición subjetiva.

EL DESPERTAR

Como un nuevo modo de tratar el problema, Lacan introducirá la metáfora del despertar (como contrapartida del dormir y del soñar): "En tanto el analizante sueña, el psicoanalista debe intervenir. ¿Se trataría entonces de despertar al analizante? En ningún caso es lo que éste desea-al soñar, preserva la particularidad de su síntoma -." (25). Las operaciones de cifrado del inconsciente tienden al goce, preservan el dormir, y con ello el placer (que es gozar... lo menos posible). Por eso dice Lacan que el sueño no va demasiado lejos (26), en el sentido que no llega al límite que es la falta de sentido de lo real, el no-sentido, lo real del sexo, donde el cifrado falla porque se acerca a lo que no puede escribirse.(27). La interpretación de los sueños choca con límites, pero ellos no están determinados por la dificultad para encontrar todos los sentidos posibles del cifrado onírico. Aunque tal dificultad es real, el límite está en el cifrado mismo. Ese límite es lo que Lacan llama despertar. Es el punto que constituye la frontera misma del lenguaje, que así puede concebirse en su articulación con la falta de relación sexual, "como lo que prolifera al nivel de esta no- relación." (28).

LA POESIA

Coherentemente con lo expuesto, a Lacan se le hace necesario, a los efectos de tocar lo real, imaginar un significante "nuevo" totalmente desligado del sentido: "No es seguro que uno esté despierto más que si lo que se presenta y representa es sin ninguna especie de sentido." (29). Idea difícil de concebir, tal vez por eso poco después dirá: "¿Estar eventualmente inspirado por algo del orden de la poesía para intervenir en tanto que psicoanalistas? Esto es precisamente eso hacia lo cual es necesario orientarlos." (30).

La poesía introduce una variación, ya que ella es "efecto de sentido, pero también efecto de agujero." (31). Ya no se trata, aparentemente, de un significante capaz de no producir sentido, sino del que puede agujerearlo. Lo esencial es que a partir de ello Lacan redefine la interpretación: "No hay más que la poesía, se los he dicho, que permita la interpretación." (32).

Freud comparaba y oponía el saber obturante de los filósofos y el de los poetas (que va más allá). Lacan había dicho, cuando comenta Schreber, que éste es escritor, pero no es poeta (33): poeta es el que nos introduce en un mundo diferente, en un nuevo orden de relación simbólica con el mundo. Idea que retoma y liga con la interpretación psicoanalítica, en su búsqueda por hacer de ésta un instrumento diferente a la simple manipulación de lo simbólico.

PARA FINALIZAR

En definitiva, "se trata de comprender por qué algo que se hace con este aparato que llamo el significante, puede tener efectos" (34). Lacan parte de la crítica a la interpretación por el sentido, en que se detuviera el posfreudismo. Verdadera pasión significante que degrada la interpretación al metalenguaje, el discurso analítico a discurso del amo, el deseo del analista al goce de un poder.

A pesar de plantear el síntoma predominantemente por su cara simbólica, introduce la escansión y las sesiones breves.

Subraya luego el encuentro con el sin-sentido del significante traumático, por el que el sujeto está sujetado al goce de su relación neurótica con el Otro.
Propone el enigma, el equívoco, el silencio y posteriormente el despertar y la poesía, como modos de aproximarnos a la idea de hacer operar lo simbólico sin "olvidar " que se trata de tocar lo real.

Qué mejor entonces, para finalizar este breve recorrido por la interpretación psicoanalítica, que una breve frase de un poeta: "No se trata de hablar, no se trata de callar, se trata de abrir algo entre la palabra y el silencio."(35)


BIBLIOGRAFÍA
  1. Jacques Lacan: El Seminario, Libro XVII "El reverso del psicoanálisis", Ed. Paidós, Bs. As., 1992, pág. 60.
  2. Ibid., pág. 119.
  3. Ibid., pág.115.
  4. Ibid., pág. 51.
  5. Ibid., pág. 31.
  6. Jacques Lacan: "La ciencia y la verdad", en Escritos I, Siglo Veintiuno Editores, México, 1971, pág. 352.
  7. Jacques Lacan: "La significación del falo", en Escritos I, Siglo Veintiuno Editores, México, 1971, pág. 289.
  8. Jacques Lacan: "Radiofonía", en Radiofonía y Televisión, Ed. Anagrama, Barcelona, 1977.
  9. Ibid. de 1, pág.93.
  10. Francois Recanati: "Predicación y ordenación". Exposición en el seminario de J. Lacan, el 12-12-72. Inédito, ficha de circulación interna de la EFBA, pág. 3.
  11. Jacques Lacan. El Seminario, Libro XI "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis", Ed. Paidós, Bs. As., 1987, pág. 271-274.
  12. Ibid. de 1, pág. 70.
  13. Ibid. de 1, pág. 36.
  14. Jacques Lacan: El Seminario, Libro IX "La identificación", inédito. 21-3-62.
  15. Jacques Lacan: "La tercera", en Intervenciones y textos 2, Ed. Manantial, Bs. As., 1993, pág. 84.
  16. Ibid. de 13.
  17. Jacques Lacan: Conferencia en la Universidad de Yale, 24-11-75, inédito.
  18. Jacques Lacan. El Seminario, Libro XXIII "El síntoma", inédito, clase 18-11-75.
  19. Jacques Lacan: "Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis", en Escritos I, Siglo Veintiuno Editores, México, 1971, pág. 89.
  20. Ibid., pág. 73.
  21. Ibid. de 11, pág. 258.
  22. Jacques Lacan: Conferencia en el Scio. Del Prof. Deniker, Hospital Sainte Anne, 1978, inédito.
  23. Jacques Lacan: "L’etourdit", seminario inédito. Ficha de circulación interna de la EFBA, pág. 41.
  24. Jacques Lacan: El Seminario, Libro XXII, "R.S.I.", inédito, clase del 18-2-75.
  25. Jacques Lacan: El Seminario, Libro XIV "La lógica del fantasma", inédito, clase del 23-11-66.
  26. Jacques Lacan: "La dirección de la cura y los principios de su poder", en Escritos I, Siglo Veintiuno Editores, México, 1971, pág. 254-255. Allí puede leerse, en referencia al sujeto y al sueño: "Hacer que se vuelva a encontrar en él como deseante, es lo contrario de hacerlo reconocerse allí como sujeto, porque es como en derivación de la cadena significante como corre el arroyo del deseo... (...)... el deseo no hace más que sujetar lo que el análisis subjetiviza."
  27. Jacques Lacan: El Seminario, Libro XXI "Les non dupes errent", inédito,clase 2.
  28. Jacques Lacan: "Respuesta a Catherine Millot", 1974, inédito. Ficha de circulación interna de EFBA.
  29. Jacques Lacan: El Seminario, Libro XXIV "L’insu que sait de l’une-bevue s’aile a mourre", inédito, clase del 17-5-77.
  30. Ibid., clase del 19-4-77.
  31. Ibid. de 28.
  32. Ibid.
  33. Jacques Lacan: El Seminario, Libro III "Las psicosis", Ed. Paidós, Barcelona, 1984, pág. 114.
  34. Jacques Lacan: "Conferencia en Milán", 12-5-72. Inédito, ficha de circulación interna de la EFBA.
  35. Roberto Juarroz: Conferencia en la Biblioteca Nacional, 8-9-94. Inédito.

FRASES Y CITAS PARA GUARDAR

"... la diferencia absoluta, esa que interviene cuando el sujeto, confrontado al significante primordial, accede por primera vez a la posición de sujeción a él." Seminario 11. pág. 284.

"... tengo derecho, al igual que Freud, a comunicarles mis sueños. Al contrario de los de Freud, no están inspirados por el deseo de dormir, a mí me mueve más bien el deseo de despertar." La tercera, pág. 95.

El sueño es un flujo significante. Hacer que se vuelva a encontrar en él como deseante, es lo inverso de hacerlo reconocerse allí como sujeto, porque es como es en derivación de la cadena significante como corre el arroyo del deseo. "El deseo no hace más que sujetar lo que el análisis subjetiviza." La dirección de la cura. Escritos 1, pág. 254-255

"La interpretación del analista no hace sino recubrir el hecho de que el inconsciente – si él es lo que yo digo, a saber, juego del significante – ha procedido ya en sus formaciones – sueños, lapsus, chistes o síntomas – por interpretación." (23).

Epígrafe. ... hace poco soñé que el despertador sonaba..(..).. lo considero como una buena señal, ya que, contrariamente a lo que dice Freud, en mi caso yo me despierto. Lacan conferencia en el scio. Del prof. Deniker, en Sainte Anne, 1978.inédito

El lenguaje "suple la ausencia de relación sexual". O sino: "El lenguaje puede ser concebido como lo que prolifera al nivel de esta no relación". O sino "el lenguaje niega la muerte". Respuesta a catherine Millot, 1974, inédito, ficha EFBA.

"... el analista debería, en mi opinión, apartarse un poquito del plano del sueño". Seminario 17, pág. 15.

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